Todo sobre Construcción: Historia

En esta sección voy a comentar un poco el desarrollo histórico de la cantería y de la influencia que ha tenido a lo largo de la historia.
El oficio del aparejador nace a partir del comienzo de la construcción de catedrales, a causa de la organización, el control de recepción de materiales y supervisión que semejante obra conlleva.

Las catedrales, se construían por medio de sillares, los cuales eran labrados en detalle por los canteros en la época románica. Éstos, empleaban diversas herramientas para labrar la piedra.

En la imagen que se muestra a continuación podemos observar la evolución de una de las herramientas empleadas por los canteros, la maceta portuguesa y cómo se ha ido mejorando hasta la actualidad.

Los bloques de piedra empleados en la construcción de catedrales tienen unas dimensiones demasiado grandes como para ser manipuladas con facilidad, por eso para elevar y transportar estos bloques se empleaban ciertos útiles, los más empleados fueron las tenazas y las castañuelas.

Castañuelas: Constan de varias piezas de hierro unidas por un perno, que gracias a la forma que tienen, evitan que al elevar el bloque se salgan, y así poder manipular la pieza.

Tenazas: Constan de 2 piezas de hierro unidas como una tijera, y una cuerda que las ata en su parte superior. Así, al tensar la cuerda, la reacción que causa en sus extremos inferiores es de compresión. Es decir, cuanto más se tira, mas se aprieta.

Unas muestras de la cantería de otras épocas, son los hallazgos arqueológicos en Álava, los cuales nos confirman la existencia de la cantería desde hace milenios.

En el pasado, los canteros empleaban un sistema de marcas para poder diferenciar las piezas que ellos labraban de las de los demás y así a la hora de hacer balance, saber cuántas había hecho y cobrar proporcionalmente a dicha cantidad.

Las marcas de cantero se pueden apreciar en cantidad de edificios históricos, un ejemplo de ello es la Iglesia de San Marcos en Salamanca.

Estas fotos, que os muestro a continuación son detalles de dinteles y arcos de piedra y del acueducto de Segovia, que fue construido con los sillares superpuestos, es decir, sin ningún tipo de argamasa, de tal forma que únicamente trabajan a compresión, y lleva aproximadamente un milenio en pie, sin contar las numerosas restauraciones que ha sufrido a lo largo de los años debido a las guerras que se han dado en España en el último milenio.